Monodomita linatea y Littorina lottorea
COMO RECONOCERLO.- Concha bastante cónica, de unos 3 cm. de alto,con ápice puntiagudo, las dos ultimas vueltas de espiral grandes y con escultura superficial en los individuos jóvenes y menos marcada en los adultos.
Resumen.-
Respecto de su reproducción, son animales hermafroditas, usualmente son machos en su primer año de vida y hembras el resto. Realizan la puesta de los huevos fecundados, quedando estos en forma de pequeños racimos, fijando sus huevos gelatinosos sobre las propias algas que les sirven de alimento.
QUE COMEN.- La alimentación es herbívora y, lo mismo que las lapas, pacen las pequeñas algas que cubren la superficie de las peñas.
DONDE VIVE.- Su hábitat se encuentra sobre las peñas, piedras y algas en la zona intermareal y subilitoral, mediolitoral y franja infralitoral.Se adhieren a las rocas que quedan sumergidas, en los resquicios de las peñas, en grietas que le sirven para protegerse del oleaje y las corrientes. Viven arrastrándose o ligeramente pegados sobre las rocas o algas, sobre todo de las del género Fucus .
Estos moluscos son muy resistentes y pueden aguantar mucho tiempo fuera del agua.Se puede encontrar el las costas Atlánticas Europeas, el Mar del Norte y principio del Mar Báltico. No aparece en el Mediterráneo. Introducido en Norteamérica, se encuentra desde El Labrador hasta la bahía Chesapeake.
INDICACIONES PARA LA PESCA.- Su captura se realiza manualmente, ya que las zonas en las que habita quedan al descubierto con la bajamar.La recolección no se precisa ningún arte de pesca específico. Es mucho más empleado como alimento humano (aperitivo) que como cebo, pero esto no quita para que podamos encarnarlo en el anzuelo, sobre todo cuando perseguimos pequeños peces de roca en las escolleras. No obstante, no es un cebo de primera categoría, comparable con las gusanas o lombrices de mar, ni con los ermitaños o las quisquillas; eso sí, debido a su profusión en todas nuestras costas pedregosas, puede sacar de un apuro cuando, por falta de cebo nos vemos impelidos a terminar nuestra jornada de pesca.
Articulo de nuestro colaborador J. Torre Bermejo