.-Aquí está el quid de la cuestión. La carnada será determinante para seleccionar la picada de la anguila y evitar que nos entren otras especies. Podemos decir que este pez se traga todo producto cárnico y oloroso que le quepa en la boca. Los cebos tradicionales como el hígado de pollo resultan inapropiados para está técnica por la facilidad con la que se sueltan del anzuelo durante el lance y si utilizamos gusanos varios nos entrará de todo... la solución está en acudir a la clásica gusana, fango —norte— coreana o la que más rabia nos de, siendo la última muy apropiada por su consistencia y buen precio, con la diferencia respecto a otras pescas de que en esta ocasión dejaremos que huela un poco.
Un par de días o tres en la nevera, tampoco queremos que se pudran del todo, y cuando estén poco vivaces, blanduchas, malolientes e incluso algunas muertas, serán perfectas para atraer con sus efluvios a nuestra protagonista. Las ventajas son muchas: facilidad de obtención y conservación, resistencia en el lance y efectividad. Además la mayoría de los peces, no todos, las prefieren fresquitas y vivarachas por lo que nos libraremos de ellos, incluyendo a la morralla.
La caña .-Usaremos la más liviana que nos permita la corriente. Es decir, si con ochenta gramos de plomada el aparejo no se mueve de su sitio, fenomenal, podremos usar una caña de 50-100 o 60-120 gramos de peso de lance. Si no es así, la que sea apropiada al pesquero, no al pez, que puede ser pescado con casi cualquier caña, salvo ejemplares muy crecidos. El motivo de recomendar cañas de menos potencia, de los habituales 100-200 gramos que se usan en estos escenarios, es que con ellas disfrutaremos más cada captura y, sobre todo, que los sensibles punteros de carbono de estas varas detectarán mejor la picada de la anguila que muchas veces consiste en un pequeño tirón y una leve tensión del hilo que podemos pasar por alto si no estamos atentos. Aunque es raro que se suelte, traga hasta el fondo incluso anzuelos grandes y de pata larga, estaremos perdiendo la posibilidad de pescar otra anguila mientras la caña no se encuentre en acción de pesca.
El carrete.-Sencillo y robusto. Cualquiera con capacidad para 150-200 m de hilo del 0,35 y un ratio de 4,5-1 será suficiente para izar, a veces muchos metros, a cualquier anguila.
El hilo.-El que carguemos en el carrete, a gusto de cada cual, que resista los lances. Si la plomada oscila entre los 70 y 100 gramos de peso un 0,35 se hará necesario. Respecto al que usemos para las gametas, me voy a permitir recomendar fluorocarbono, no por su invisibilidad sino por su resistencia a la abrasión y, por tanto, a los dientes de la anguila, que si es de buen porte puede llegar a cortar el sedal al ser izada. Ojo con los dedos, que las grandes muerden.
El aparejo.-Una de las características de la anguila es su capacidad para enredar bajos y dejarlos inservibles. Aunque existen sistemas que minimizan los líos pienso que, teniendo en cuenta la necesidad de cambiar de gameta con cada captura, bien porque la desgaste con sus dientes, bien porque se trague el anzuelo hasta el estómago, creo que sale más a cuenta utilizar el sencillo y efectivo sistema de plomo corredizo con un quitavueltas que tenga llaverito y nos permita cambiar rápidamente, sin complicaciones, la deteriorada gameta. No os preocupéis por el grosor de esta última un 0,30 —es orientativo— irá bien pero este pez se tragaría el cebo aunque lo ataseis a una maroma.Cuidado, pueden desplazarse por tierra igual que una serpiente y escapar de nuestra cesta.Recomiendo;Si no tienes costumbre de pescar en horas nocturnas hay un par de cosas que es mejor no olvidar. Como que de noche refresca —a veces incluso en verano— y se hace necesaria la ropa de abrigo, -un buen impermeable forrado con tela polar nos protegerá del frío y de la humedad aunque no llueva- que la linterna frontal nos vendrá de perlas aún con alumbrado eléctrico.
Articulo de nuestro colaborador J. Torre Bermejo